jueves, 28 de marzo de 2013

El Gran Dictador (1940)


Séptimo largometraje de Charles Chaplin, en el que interviene como director, actor, guionista y productor. Es nominado a 5 Oscar (actor, actor reparto, música, película y guión original). 

El film es una comedia dramática. Es uno de los primeros trabajos de Hollywood que se posiciona abiertamente contra la barbarie nazi y el primer film sonoro de Chaplin. En él aparece por última vez Charlot (el barbero). Mezcla sátira, slapstick y burla, en el marco de un discurso dominado por un humor ácido y amargo. La expresión corporal y la visualidad tienen gran importancia. Abundan las torpezas, resbalones, tropiezos, caídas y golpes. No faltan planos de humor visual festivo (batalla de pasteles y comida), desesperanzado (lanzamiento de tomates), de denuncia de la incompetencia nazi (inventos de Herring), patético (ideología nazi). Sus posiciones antibelicistas le llevan a tratar con sarcasmo las cadenas del mando militar, los supercañones, la dudosa valentía de algunos militares nazis. Presenta la vulneración sistemática de los derechos humanos con referencias escalofriantes (detenciones masivas, ejecuciones indiscriminadas). Denuncia con amargura el racismo nazi. 


Son escenas destacadas la de los delirios de poder del dictador, que juega en su despacho con el globo terráqueo al compás de Wagner, el afeitado a ritmo de Brahms, el juego de sillas en la tarima presidencial y el discurso final. Prohibida en España hasta abril de 1976, la película supuso la primera y única nominación de Chaplin al Oscar a mejor actor. Navegando entre las aguas de la comedia y la tragedia, contrapone la sencillez e ingenuidad de un modesto barbero y los desvaríos de un hombre megalómano y cruel.


La música, de Chaplin y Meredith Wilson, aporta una brillante partitura original, melódica, rítmica y variada. Añade 2 fragmentos ajenos: "Danza húngara nº 5" (Brahms) y "Obertura de Lohengrin" (Wagner). La fotografía, de Karl Struss y Rolland Totheroh, presenta movimientos de cámara espectaculares. Destaca la ampulosidad de la arquitectura nazi, la vanidad de su estética realista y la desmesura de sus liturgias (concentraciones de masas). Película en buena medida atemporal, conserva todavía capacidad de provocación y denuncia.

A mi me ha gustado.


- Inés -


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